domingo, 16 de noviembre de 2014

El inolvidable “Tigrillo de Pereira”



Publicado 05/11/2014 http://eldiario.com.co/seccion/OPINION/el-inolvidable-tigrillo-de-pereira-1411.html
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Luis García Quiroga

Como todos los pereiranos de mi generación, crecimos con el pecho henchido del orgullo gracias al enorme campeón que fue Rubén Darío Gómez. Estamos en deuda con “El Tigrillo” por todo lo que le dio a la ciudad. La ingratitud es lo mas parecido al olvido y no deberíamos permitir que “El Tigrillo” haga parte del olvido que seremos. 

El pasado domingo El Espectador publicó una estupenda crónica de nuestro fallecido campeón recordando que en 1960 fue elegido primer Deportista del Año cuando Mike Forero creó ese premio para honrar a los mejores. La gloria de “El Tigrillo” fue haberle ganado a los grandes. La legendaria cuarteta pereirana destrozó “La Licuadora” paisa del pentacampeón Ramón Hoyos.  Y eso no fue cualquier cosa.

Es inexplicable que ninguna avenida, calle o escenario deportivo de Pereira lleve su nombre. Apenas un retrato del maestro Quintana en el esquinero armario telefónico de la Dian, nos muestra al “Tigrillo” cegatón que nos vendía bicicletas en su casa de la 8ª 33-05 donada por la ciudad, gracias al liderazgo delpadre Antonio J. Valencia.

Leyendo la crónica de El Espectador, una cascada de recuerdos me trajo a la memoria la forma como se vivió la apoteosis que fue Rubén Darío en equipo con Betancur, Galvis, Hernández y “El Loco” Bermúdez, y apoyados por el ciclón del civismo de la época, incluyendo a empresarios locales (Camisas Jarcano) jugados con la ciudad.

Yo era un niño y veo a mi padre pegado al radio con una pequeña libreta de infografías de las etapas y apuntes de clasificaciones y tiempos. Por esos días el país vio nacer las FARC y el mundo a The Beatles; y mientras “El Tigrillo” competía en las polvorientas carreteras contra “Cochise”, en las rockolas y emisoras de Pereira lo hacía Óscar Agudelo contra Olimpo Cárdenas. En “El Páramo” nacían bambucos mientras en las escuelas todavía repartían leche en polvo del General Rojas Pinilla y en política se cocinaba el Frente Nacional, al tiempo que todo el país bailaba “La pollera colorá”.

Mis padres vivían fuera de Pereira pero mi padrino siempre me traía en vacaciones. Pereira era un centro ganadero en los corrales donde hoy está el barrio 1º. de Febrero. Había un comercio pujante con grandes y volados avisos luminosos donde se destacaban la aguja de Valher y el Teatro Caldas. En ese ambiente “El Tigrillo” fue domicilio con bicicleta y pedaleó su humildad hasta la tumba. En 1996 el alcalde Juan Manuel Arango le entregó las escrituras de la casa (más de 30 años después) y yo fui hasta allí a una nota para el Noticiero TVHOY.

Me sorprendió que casi no tenía ni trofeos ni fotografías. Fue un hombre tranquilo y sencillo que nunca presumió de nada. Me dijo: “bueno, al menos mis hijas ya me podrán heredar algo”.
Porque la gratitud es la memoria del corazón, le he pedido a mi amigo Marino Sánchez, presidente de Cicrodeportes Risaralda, que iniciemos una gran campaña cívica para hacerle un homenaje -ojalá un monumento- al gran “Tigrillo de Pereira” cuando en julio de 2015 se cumplan 5 años de su último pedalazo hacia la eternidad.
periodistaluisgarciaquiroga@gmail.com

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